Yo también era un chico que coleccionaba tebeos (II)



A diferencia de los personajes del libro yo no tenía amigos con quien compartir la afición, ya que en mi colegio todos "se hacían mayores" y no querían saber nada de tebeos. Sólo David, mi gran amigo David, compartía conmigo la afición pero se marchó a Zaragoza en quinto curso. Aún lo hecho de menos. Sin embargo, eso cambió al llegar el instituto y con él la afición que arrastraba de Dragon Ball. Ahí fue donde verdaderamente se me fue ya la pinza del todo al coleccionar tebeos.


Lo he dicho mil veces y lo repetiré mil más, pero gracias a Dragon Ball conocí a los que, hasta la fecha, han sido mis mejores amigos de toda la vida: Dani, Jordi y Marimar. Con Dani y Jordi compartíamos clase en primero de bachillerato, cuando la hermana de Dani nos dijo algo que nunca olvidaré "hay una chica en segundo que tiene fotocopias con imágenes inéditas de la serie" (¿recordáis el tráfico de fotocopias? Pues todavía las guardo). Hasta entonces ni sabíamos lo que era un manga, así que cuando vimos aquellas fotocopias flipamos como ir a Marte y volver porque, aunque sabíamos que eran auténticas, su estilo era ligeramente diferente al de la serie de televisión y, por si fuera poco, no eran en color sino en blanco y negro. Aquello fue desconcertante. Marimar sólo sabía que esas fotocopias procedían de un "tebeo" que había en Japón sobre la serie. Meses después la noticia del siglo: Planeta de Agostini Comics iba a publicar el manga (¿manga? ¿qué era eso?) de Dragon Ball. 

Jamás olvidaré aquel día. No dormí, me desperté a las 7 de la mañana y casi saco de quicio a mi hermana porque hasta las 9 no entraba en el instituto. Una vez allí, Dani, Jordi y yo estábamos tan emocionados que no hablábamos de otra cosa. Cuando nos quisimos dar cuenta nos dieron las 10:40 de la mañana, la hora del patio. No dijimos de mu, salimos corriendo (literalmente) y atravesamos las tres manzanas que nos separaban de la papelería donde nos habían reservado el tebeo. Entramos de forma tan bestia en la papelería que hasta nos llamaron la atención ¡todos queríamos ser el primero en comprar el tebeo! Fui yo, cosas de la vida, y lo que vi me dejó perplejo; recordaba los 26 primeros episodios de la serie como si fueran mi credo, y aquello no era lo que yo había visto en la tele. Es más, y esto creo que no os lo he contado nunca, pero yo hacía comics de Dragon Ball y los vendía. Grababa los episodios y cada captura de pantalla (parando el video Beta, sí, yo tenía Beta e iban mejor que los VHS :p) la dibujaba a mano, destinando cada imagen a una viñeta. Les hacía mi propia portada, los grapaba y los vendía a 25 ptas. Incluso hacía "packs", Goku haciendo un Kame, transformándose en mono, etc... Dibujaba lo que había en la pantalla y hacía un número de eso.

Volviendo a lo dicho, cuando abrí el tebeo no entendía qué era lo que ocurría. ¿Cómo es que está en blanco y negro? (por entonces odiaba los tebeos en blanco y negro, como son las cosas...) ¿Porqué la primera viñeta no se corresponde con la introducción de la serie? ¿Porqué el dibujo es algo diferente? ¿Qué ocurre aquí? Así fue como descubrí lo que era el manga. A partir de ahí fue un no parar porque seguía Ranma 1/2, Sailor Moon, etc... Y, después del éxito de Dragon Ball, empezaron a publicarlo todo, ABSOLUTAMENTE TODO: Los Caballeros del Zodíaco, Ranma, Las Aventuras de Fly, KOR, etc... Cuando me dí cuenta estaba siguiendo como una docena de series manga y había dejado de lado los superhéroes excepto Superman y Batman. Y, al igual que sucedía con estos, tenía que moverme por los kioskos del barrio cada semana, CADA SEMANA, para conseguir los números que buscaba.

La colección se volvía peliaguda porque no todos los kioskeros tenían todos los mangas y, para colmo, muchos no los guardaban: el primero que llegaba se lo quedaba y, si se acababa, se había acabado. Al final, con el tiempo, me conocían todos tanto y fui tan puntual con mis compras que comenzaron a confiar en mi y a guardarme los números que iban saliendo.

Ahora bien, aunque compraba más manga, seguía de cerca a Batman y Superman de forma solitaria, ya que ni Jordi, ni Dani, ni Marimar querían saber nada de los tebeos de superhéroes. Y un día, cuando creía que lo había visto todo, fui con mi padre a Martorell y allí...bueno, allí descubrí el paraíso, y no, no era una tienda de tebeos.


Continuará en una tercera y última entrega...

2 comentarios:

Angel dijo...

Nunca le vi la gracia a Bola de Drac y al manga en general, pero si recuerdo la fiebre que generó.
En 1992 fui con mis padres a Francia a ver a la familia unas navidades y un chico del colegio (en realidad yo hacía COU, pero como desde primero de EGB fui al mismo sitio, nunca distingo entre cole e instituto) vino y me dijo si le podría comprar cromos de Bola de Drac que sabía que en Francia los vendían y aquí en España aún no, así que me dio 1000 pesetas, las cambié por francos (aún quedaba mucho para el Euro) y le traje unos cuantos paquetes de cromos...
La pasión por bola de Drac no tenía fronteras

Vladek dijo...

Yo tarde mucho mas en comprar comics de forma regular hasta los 15 casi. Pero Dragon Ball cayo semanalmente y luego mensualmente desde el principio.

Luego empece Spiderman y tuve que ir hacia adelante y atras para poder completar mi colección.

 


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