DEMO

Hay lecturas que por H o por B no comprarías y eso no quiere decir, para nada, que sean malos tebeos, ni mucho menos. Es lo que me sucedió con DEMO, de Brian Wood y Becky Cloonan que tal como la vía en la estantería de mi tienda de cómics habitual pasé de ella. Sin embargo, una vez más, nos topamos con el factor que en más de una ocasión nos sorprende: el amigote que te deja un tebeo. Nuestro compañero Dani Serrano me prestó este tebeo que, con tan sólo la primera historia, me encandiló.

Y es que Demo es un recopilatorio de 12 historias escritas por Brian Wood y dibujadas por Becky Cloonan. Ahí es nada, pero ¿y si os digo que Cloonan ha dibujado todas y cada una de las historias con un estilo totalmente diferente al anterior y que parece que estemos tratando con 12 dibujantres diferentes? Toma ya. La chica hace, no sólo, un trabajo fabuloso sino que adapta cada relato a un estilo diferente pero que se complementa perfectamente con los demás, de modo que favorece una lectura amena historia tras historias. 

Sin embargo, no sólo del dibujante se nutre este tomazo de 300 páginas, sino que Brian Wood muestra un ingenio impresionante en cada una de ellas. Todas las historias son diferentes, todas muestran personajes sin conexión entre si y, salvando alguna excepción, todas son intrigantes y acaban por sorprenderte. Tanto, que cuando las vas terminando piensas "madre mía, esta daría para desarrollar una novela gráfica entera".

Así pues DEMO es una "pequeña" maravilla más que recomendable, de esas que te fuerzan a la relectura.


Yo también era un chico que coleccionaba tebeos (III y última parte)

La última vez os hablaba de cómo había descubierto lo que era el manga a través de Dragon Ball y como había comenzado a comprar series a diestro y siniestro dejando de lado, cada vez más, los tebeos de superhéroes. Y, en ese punto, a mediados de los noventa, aún compraba los tebeos en kioskos y papelerías porque en Lleida no teníamos tienda de tebeos.

A todo esto, yo estudiaba en el instituto y en cada fiesta o vacaciones que tenía debía trabajar con mi padre. Teníamos un puesto en el mercado, de los de Todo a 100 (¿recordáis?) y entonces los famosos chinos aún no habían llegado, con lo que no abundaban las naves industriales al por mayor y teníamos que ir a comprar "género" a Martorell. En una de esas llegamos y lo que ví me dejó sin habla. No podía ser, aquello no podía ser cierto, no podía estar pasando. Acababa de llegar un camión de transporte con material nuevo para poder vender en el mercadillo a 100 ptas.: eran palets y palets ¡DE TEBEOS! No había de todo, pero sí lo suficientemente interesante como para dejarme allí atontado durante horas: Star Wars, Masters del Universo, Green Lantern, Vigilante, Daredevil y algún Spiderman. Había más, no los recuerdo, sólo sé que si no los cogí era porque serían malos de narices. Y ahora viene lo mejor, el precio, vendían al por mayor con lo que cada retapado que costaba 275 ptas. ¡a nosotros nos salía por 75 ptas! Me hubiera llevado palets enteros si no fuera por que era un pastón y, además, no podías comprarlos sueltos, debías comprar paquetes enteros que venían con comics mezclados. Tal y como os había dicho anteriormente, yo sacaba muy buenas notas con lo que mi padre (ya que, además, trabajaba con él) me permitía algún capricho de vez en cuando, y ese me lo permitió. De modo que compramos unos cuantos paquetes y, los que yo no quería, se los quedaba él para vender en el mercado. ¿Se vendieron? Vaya si se vendieron. Imaginad, retapados de 275 ptas a 100 ptas!


Ir a Martorell se convirtió, durante un tiempo, en el paraíso. Siempre que podía acompañaba a mi padre expresamente para ver si habían llegado nuevos tebeos, pero siempre eran los mismos y rara vez llegaba alguno nuevo. Aquello sólo duró un verano, después dejaron de traer. Es por eso que, desde entonces, siempre tengo la costumbre de ver si hay tebeos en este tipo de comercios. Nunca se sabe. El tiempo fue pasando y en mis escasos (dos a Barcelona y uno a Madrid) viajes descubrí de verdad lo que era una tienda de tebeos de verdad. Lo flipé tanto que me maldije por no haber ahorrado y haber arrasado allí mismo.

Acabé el instituto, enamorado del manga y desengañado con el comic de superhéroes de los 90. Leía muy poca novela gráfica y sólo si me la dejaban o regalaban. Hasta que, un día, ¡abrieron una tienda de comics! Se llamaba "El ratolí" (el ratoncito) y más que una tienda de comics era una tienda de merchandising, traían sólo manga y el justo y necesario. No cabe decir que no duró ni un año, y gracias. La siguiente, no recuerdo el nombre, pero estaba muy bien situada, tenía como 100 m2 y traia más merchandising y algo de comic americano. Duró algo más pero, si no recuerdo mal, se endeudaron hasta las cejas. 

Y llegó 1999, y alguien que no recuerdo, en la universidad, me dijo: "han abierto otra tienda de comics en Lleida" y lo primero que respondí "a ver cuanto dura". Un poco astiado por las experiencias anteriores me pasó por la nueva tienda, llamada Lleida Comics y cuando la ví...FLIPÉ. Había de todo ¡de todo! Todos los mangas publicados y las novedades, comics de superhéroes y novela gráfica española, europea y cosas que ni sabía que existían. Encima, por si fuera poco, aquella librera (Esther) sabía lo que hacía y sabía de lo que hablaba. No cabe decir que mis visitas a la tienda de comics se convirtieron en...diarias (la misma Esther os lo puede asegurar) pasaba de lunes a sábado, y los domingos no porque cerraba. Había muchas estanterías por ver y muchos comics nuevos por descubrir, así como los superhéroes que parecía que volvían al redil y me gustaba lo que se estaba haciendo, aunque los precios no tenían nada que ver con antaño.

Desde entonces, gracias a Esther y la ahora Norma Comics Lleida lo tengo más fácil, tengo un punto de encuentro donde puedo charlar con los libreros y comentar novedades e historias del "mundillo". Además, ahora puedo ir a salones, convenciones y visitar librerías de otras ciudades que tienen material que no puedo encontrar en mi punto habitual. Pese a todo, no se ha perdido ese punto, esa emoción, ese momento en que tienes las novedades en tu mano y las puedes ojear, esa incertidumbre al no saber qué vamos a encontrar o que sorpresas nos deparan otras librerías o incluso mercados.

Y así, señoras y señores, es como el menda coleccionaba tebeos.

ONCE MIL VÍRGENES ¡CASI NÁ!

Vosotros sabéis de mi devoción por Ralf Konig, para mí uno de los grandes narradores en la historia del cómic (¡y lo que le queda!) pero también sabéis que cuando una obra suya me ha parecido floja también lo he dicho. Bien, no es el caso, ni de lejos. Sólo de entrada y para engancharos a la lectura de este post, os voy a decir desde ya que estamos ante una de las mejores obras del autor hasta la fecha. Qué, ¿cómo te quedas?

En esta ocasión se nos narra la "historia" de Úrsula (patronia de Colonia, Alemania) que, a punto de caer en un matrimonio pactado, recibe la visita de un ángel que le dice que tiene que ir a Roma con once mil vírgenes más para ver al Papa, y volver. Sin embargo, ¿habrá tantas vírgenes en Alemania? ¿Con quién deben ir acompañadas tantas jovencitas durante todo el trayecto para que su castidad no corra peligro? ¿Y los curas, también cuentan cómo vírgenes? ¿Y qué ocurre con los Hunos, temibles invasores dispuesto a asolar y violar cualquier bicho viviente que se les ponga por delante? ¿Y cómo sabemos que todo esto no es un cuento chino de la joven Úrsula para no casarse? Pues con todo eso y más, Ralf König interpreta la dudosa historia de Santa Úrsula , patrona de su ciudad, y de sus once mil vírgenes. 

Tal y como os decía al principio, en mi opinión, estamos ante una de las mejores obras de König hasta la fecha y a ello contribuyen una serie de factores: el primero, como no, el humor. Once Mil Vírgenes es un no parar, sketch tras sketch, carcajada tras carjacada, rara vez deja descansar al lector. Pero hay más, el autor usa una base histórica para moldearla a su manera dentro de SU universo, algo que logra a la perfección y que le sirve a las maravillas para darle su toque final, un final hilarante y redondo que, aunque te ves venir, no deja de ser apoteósico. A todo ello le hemos de sumar una serie de personajes principales y secundarios bien conseguidos que convierten esta novela gráfica en un tebeo apto para todos aquellos que, por un motivo u otro, les cuesta adentrarse en las historias de König.

En definitiva, si hay una novela gráfica recomendable entre las últimas novedades de este pasado verano es esta, tanto si conocéis la obra del autor como si no, tanto si os gusta la historia como si no, porque al final, que te sonsaquen carcajadas no es tan fácil.

Yo también era un chico que coleccionaba tebeos (II)



A diferencia de los personajes del libro yo no tenía amigos con quien compartir la afición, ya que en mi colegio todos "se hacían mayores" y no querían saber nada de tebeos. Sólo David, mi gran amigo David, compartía conmigo la afición pero se marchó a Zaragoza en quinto curso. Aún lo hecho de menos. Sin embargo, eso cambió al llegar el instituto y con él la afición que arrastraba de Dragon Ball. Ahí fue donde verdaderamente se me fue ya la pinza del todo al coleccionar tebeos.


Lo he dicho mil veces y lo repetiré mil más, pero gracias a Dragon Ball conocí a los que, hasta la fecha, han sido mis mejores amigos de toda la vida: Dani, Jordi y Marimar. Con Dani y Jordi compartíamos clase en primero de bachillerato, cuando la hermana de Dani nos dijo algo que nunca olvidaré "hay una chica en segundo que tiene fotocopias con imágenes inéditas de la serie" (¿recordáis el tráfico de fotocopias? Pues todavía las guardo). Hasta entonces ni sabíamos lo que era un manga, así que cuando vimos aquellas fotocopias flipamos como ir a Marte y volver porque, aunque sabíamos que eran auténticas, su estilo era ligeramente diferente al de la serie de televisión y, por si fuera poco, no eran en color sino en blanco y negro. Aquello fue desconcertante. Marimar sólo sabía que esas fotocopias procedían de un "tebeo" que había en Japón sobre la serie. Meses después la noticia del siglo: Planeta de Agostini Comics iba a publicar el manga (¿manga? ¿qué era eso?) de Dragon Ball. 

Jamás olvidaré aquel día. No dormí, me desperté a las 7 de la mañana y casi saco de quicio a mi hermana porque hasta las 9 no entraba en el instituto. Una vez allí, Dani, Jordi y yo estábamos tan emocionados que no hablábamos de otra cosa. Cuando nos quisimos dar cuenta nos dieron las 10:40 de la mañana, la hora del patio. No dijimos de mu, salimos corriendo (literalmente) y atravesamos las tres manzanas que nos separaban de la papelería donde nos habían reservado el tebeo. Entramos de forma tan bestia en la papelería que hasta nos llamaron la atención ¡todos queríamos ser el primero en comprar el tebeo! Fui yo, cosas de la vida, y lo que vi me dejó perplejo; recordaba los 26 primeros episodios de la serie como si fueran mi credo, y aquello no era lo que yo había visto en la tele. Es más, y esto creo que no os lo he contado nunca, pero yo hacía comics de Dragon Ball y los vendía. Grababa los episodios y cada captura de pantalla (parando el video Beta, sí, yo tenía Beta e iban mejor que los VHS :p) la dibujaba a mano, destinando cada imagen a una viñeta. Les hacía mi propia portada, los grapaba y los vendía a 25 ptas. Incluso hacía "packs", Goku haciendo un Kame, transformándose en mono, etc... Dibujaba lo que había en la pantalla y hacía un número de eso.

Volviendo a lo dicho, cuando abrí el tebeo no entendía qué era lo que ocurría. ¿Cómo es que está en blanco y negro? (por entonces odiaba los tebeos en blanco y negro, como son las cosas...) ¿Porqué la primera viñeta no se corresponde con la introducción de la serie? ¿Porqué el dibujo es algo diferente? ¿Qué ocurre aquí? Así fue como descubrí lo que era el manga. A partir de ahí fue un no parar porque seguía Ranma 1/2, Sailor Moon, etc... Y, después del éxito de Dragon Ball, empezaron a publicarlo todo, ABSOLUTAMENTE TODO: Los Caballeros del Zodíaco, Ranma, Las Aventuras de Fly, KOR, etc... Cuando me dí cuenta estaba siguiendo como una docena de series manga y había dejado de lado los superhéroes excepto Superman y Batman. Y, al igual que sucedía con estos, tenía que moverme por los kioskos del barrio cada semana, CADA SEMANA, para conseguir los números que buscaba.

La colección se volvía peliaguda porque no todos los kioskeros tenían todos los mangas y, para colmo, muchos no los guardaban: el primero que llegaba se lo quedaba y, si se acababa, se había acabado. Al final, con el tiempo, me conocían todos tanto y fui tan puntual con mis compras que comenzaron a confiar en mi y a guardarme los números que iban saliendo.

Ahora bien, aunque compraba más manga, seguía de cerca a Batman y Superman de forma solitaria, ya que ni Jordi, ni Dani, ni Marimar querían saber nada de los tebeos de superhéroes. Y un día, cuando creía que lo había visto todo, fui con mi padre a Martorell y allí...bueno, allí descubrí el paraíso, y no, no era una tienda de tebeos.


Continuará en una tercera y última entrega...

Aquí estamos y aquí seguiremos

Una vez te enzarzas en las redes sociales es bien cierto que dejas el blog en un segundo plano cuando de ir al grano se trata. Ahora bien, y en base al tema surgido este verano sobre el futuro de los blogs, y sin querer entrar en polémicas, os tengo que decir que ninguna red social (hasta la fecha) puede sustituir esto. Entiéndase ÉSTO como el momento en el que uno llega aquí y vomita todo lo que tiene que decir en un desahogo más o menos contenido dependiendo del autor y que, hasta la fecha, no cambiaría por nada del mundo. El sábado pasado hizo 7 años que cree este blog y estar aquí y compartir determinados (que no todos) temas con vosotros es un placer al que no pienso renunciar y, aunque os deje abandonaditos por temporadas, sé y estoy convencido de que sabéis que por aquí sigo y aquí seguiré. 

Dicho esto, que mejor manera de celebrar el séptimo aniversario de The Man of Tomorrow que con el adelanto de dos páginas de la que será mi segunda novela gráfica como guionista. Si me lo dicen hace 7 años no me lo creo, es más, todavía me cuesta de creer. Además, nuestro compañero Daniel Cardiel (Merrick para los compis que andáis por estos lares) está haciendo un trabajo fabuloso. Os dejo a continuación dos maravillosas páginas de lo que será THE CARTOONIST, pero sin desvelar (todavía) el argumento.

 
Y sí, os dejé colgados hace un par de meses con la primera entrega de "yo también fui un chico que coleccionaba tebeos", pero os aseguro que valdrá la pena esperar cuando leáis lo que os tengo que contar sobre como continué coleccionando tebeos. Es más, este verano he leído cosas muy, muy chulas que os voy a recomendar, y otras que me han recomendado acertadamente. Vamos, lo dicho, que nunca me fuí, siempre estoy aquí y he vuelto, para hablar, compartir y pasar un buen rato. ¿Te quedas?

 


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