Mi perro bien, gracias

Pues hacía tiempo que no os hablaba nada de mi queridísimo perro Noah, pero vamos, que llevamos una semana que ha dado de sí lo suficiente como para acordarme de él el resto de mi vida XDD.

Pues el perro bien, gracias. Después de sacarle la pelota del estómago ha engordado lo suyo y ahora pesa más de 40 kilos, digo más de 40 porque miedo me da pesarlo. Come bien, como siempre, duerme bien, como siempre, y vive bien... como siempre. Su horario es despertarse a las 7 de la mañana al igual que yo, sale a pasear, pero sólo 20 minutejos que ahora hace mucho frio jejeje. Después, por desgracia, se pasa la mañana solico con sus juguetes y su hueso de vacuno que adora con locura, hasta que llego yo a las 14:30 para darle una vuelta de media hora. Tras la cual come lo suyo y se pega, normalmente, una siesta hasta las 6, hora en que se vuelve tremendamente nervioso y sólo quiere jugar. A las 20:30 vuelve a salir otra media hora, cena, y a las 22:30 (religiosamente) le entra un sueño pesado y duerme (y ronca que te cagas) hasta el dia siguiente. No hay que decir que el fin de semana tiene un horario diferente porque entonces se le saca a correr y demás historias. Además lo llevo a casa de mi hermana, donde están deseando verlo.

En cuanto a travesuras, bueno, esta semana me ha confirmado que sí, que los perros saben lo que hacen y saben si está mal o bien. Os cuento. Normalmente cuando llego a casa siempre está esperándome detrás de la puerta del recibidor todo contento y tal, pero el martes cuando entré no estaba. Fue lo primero en lo que caí, que no estaba allí (ya eso me dió mal rollo), lo segundo en lo que me fijé era en que a mis pies estaba mi almohada... dos metros más allá también, al final del pasillo y en el comedor, había almohada en 30 metros a la redonda. Ahora que lo pienso en frio me río sólo de imaginar el éxtasis que tuvo que tener mi chucho jugando con la puta almohada. Así pues lo llamo, y no vino, evidentemente estaba escondido, ¡¡lo sabía!! El chucho sabía que había hecho algo malo! Así que lo volví a llamar y apareció, con el rabo entre las piernas, pero apareció... Por supuesto, le dí una bronca de mil pares de cojones, pero es curioso como se negaba a mirar los trozos de almohada, sus ojos decían "soy culpable" XDD.

Pero eso no ha sido todo. El miércoles, cuando llegué a casa al mediodía el perro no volvió a aparecer en el pasillo, y me lo encontré en la cocina, con las orejas gachas y esa mirada... sí, esa mirada que dice "he sido yo". Así que me acojoné y empecé a mirar en toda la casa, algo había hecho ¡¡estaba seguro! ¡Pero no sabía el qué! Busqué y remiré pero no encontré nada... hasta ayer. De nuevo estaba en la cocina cuando llegué a casa, con esa mirada de culpabilidad... Pero no fue hasta la noche, cuando dejé un jersey encima de la cama que me dí cuenta de lo que ocurría ¡¡el mu cabrón llevaba toda la semana durmiendo en mi cama por las mañanas!! Aghhhh!! Con todo el pelo que eso implica ¬¬

Por otro lado he tenido que comprarle un juguete nuevo, una especie de cuerda atada megadura para que muerda, tire y haga lo que le rote, ya que las otras no le duraban ni dos días, y me costaban 9 euros cada una. Esa me ha salido barata, y por 5 euros tiene una ¡¡desde el lunes y sin romperla!! Luego, lo tendríais que haber visto ayer, cuando se me acabó su comida y le tuve que calentar un plato de garbanzos con verduras de los míos (normalmente le doy pechuga de pollo y lomo cuando me sobra, aparte de su carne y pienso para perros) pues el perro flipaba que no veas, miraba la comida, me miraba a mi, volvía a mirarla como diciendo ¿En serio esto es para mi? XD

En fin, pero ahí está, que lo quiero mucho y ahora me voy que le tengo que comprar el hueso de la semana :) ¡¡Buen finde a todos!!