Hace un año, la semana antes de navidad, una compañera de trabajo me llamó a las 11 de la noche. Hacía meses que le decía que quería tener un gato y un perro ahora que vivo solo ya que en casa siempre habíamos tenido gatos y hacía como 15 años que no teníamos ninguno. Recuerdo perfectamente la llamada: “Paco me lo he encontrado debajo de un coche, está muy asustado y hambriento, debe tener un mes o poco más y es gris con dos ojazos azules preciosos”. Media hora más tarde lo tenía en casa. No sólo el gato sino que mi compañera y su marido me habían traído comida y un transportín donde ponerlo mientras le compraba lo básico.
No sé porqué lo hice, quizá porque acababa de ver Harry Potter y cuando miré a través del transportín vi sus dos ojos azules, pero el caso es que lo llame Harry Potter. 32 minutos después de la llamada “Harry” vivía conmigo. Estaba muy asustado pero también muy hambriento, no quería saber nada de nadie y mucho menos de mi, recuerdo como devoró una lata de atún. Al día siguiente lo llevé al veterinario y le compré todo lo que necesitaba, fue un pastón, pero creo que han sido de los euros que más felizmente me he gastado en mi vida. Aquel día descubrí que Harry no era gris, era blanco!! Con orejas marrones y aros del mismo color en la cola.
Desgraciadamente apareció mi alergia. En principio sólo me afectaba con gatos de pelo largo pero parece que también con los de pelo corto. Para rematar la jugada tengo asma con lo cual había momentos que se me hacía prácticamente insoportable físicamente estar en la misma habitación que Harry. Así que tuve que empezar a buscarle un nuevo daño. Tuve mucha suerte, otra compañera que trabaja conmigo vino a los 5 minutos de poner el anuncio y me dijo que se lo quedaba ya que recientemente se le había muerto el suyo. Además su casa es más grande y con jardín, de modo que estaría mucho mejor que conmigo, y no sólo eso, además podía visitarlo cada vez que yo quisiera y me pasaba fotos para que viera como crecía.
El último día que pasó conmigo aprendió, por instinto, a limpiarse él solito y conseguí que se durmiera encima de mi barriga mientras veía la tele. Eso fue media hora antes de darlo. Esta semana hubiera cumplido un año…
El pasado 14 de noviembre Harry murió durmiendo… Han pasado más de 15 días pero es que hasta hoy no me he atrevido a escribir nada porque me costaba (y aún me cuesta, he tenido que bostezar varias veces para aparentar…). He querido dedicarle este blog, este post a mi gato y a mi amigo Harry.
Aún recuerdo cuando al principio tenías mucha hambre y lo devorabas todo de forma que al caminar se te veía la pancita moverse de un lado a otro.
Aún recuerdo cuando te limpié y descubrí que eras blanco.
Aún recuerdo como te refugiaste en mis brazos al ver a la veterinaria.
Aún recuerdo como maullabas cuando te di.
Aún recuerdo tus ojos azules.
Aún recuerdo como te acariciaba media hora antes de enviarte a una casa mejor, recuerdo que sudaba y no podía respirar, pero valió la pena porque fue mucho peor el ahogo cuando supe que ya no te volvería a ver.
A mi amigo Harry
Escrito por Paco Hernández a las 10:29 a. m.
1 comentarios:
Un muy bonito recuerdo para un gato muy guapo.
Un abrazo!
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