Noha Gordon ha vuelto, repito, HA VUELTO

Cuando ví por primera vez La Bodega en una de las estanterías de mi librería habitual me asusté bastante. En primer lugar era la vuelta de uno de mis tres autores favoritos después de mucho tiempo y el Diamante de Jerusalen me había dejado muy mal sabor de boca. Por otro lado estaba el tema principal de la novela, el vino, algo que no me gusta ni lo más mínimo y que con sólo olerlo se me revuelve el estómago.

Finalmente, cuando fui a la biblio de mi barrio el bibliotecario me puso el libro en la mano y me dijo, sin yo decirle nada, "tranquilo que me han dicho que es muy bueno". Y así empecé. Y menuda lectura, sin duda uno de sus mejores libros y con un defecto principal que a su vez lo define como carácterística del autor: el argumento narra las andanzas de un joven en su superación personal al intentar desarrollar un oficio ¿os suena? Vale, pero funciona, y como funciona, sólo os diré que es una lectura totalmente recomendable y que es EL PRIMER LIBRO que he leído en mi vida que en su última página consigue crearme un nudo en la garganta y hacer que se me caiga la lagrimilla.

Pero ¿de qué va? Ah, eso es parte importante, sobretodo porque la acción transcurre literalmente a unos 100 km de mi casa pero en el s. XIX en Santa Eulàlia (Barcelona), sí señor, habla de mi tierra. La Bodega nos narra como Josep, el segundo hijo de un agricultor, tiene que huir de España por motivos políticas para volver años más tarde y cultivar las tierras de su padre fallecido. Lo que en un principio parecía ser un triste campo destinado a la uva con la que se hace el vinagre se acaba convirtiendo en la empresa más grande y peligrosa que lleva a cabo el protagonista.

Por cierto, como curiosidad, me enteré hace poco mientras leía este libro que Noah Gordon pasa largas temporadas viviendo en Barcelona y que su hijo está casado con una chica de la ciudad condal, quien sabe, igual tengo suerte y puedo asistir a una sesión de firmas ;)

Ah y buen fin de semanaaaa!!