Una vez un libro me hizo encoger el corazón...

Una vez, de Morris Gleitzman, es probablemente uno de esos libros que no olvidaré jamás. Dulce y cruel, imaginativo y realista, puedes pasar de reir a llorar o viceversa en menos de tres frases.

Una vez nos narra la aventura de Felix San Stanislaus en la Polonia invadida por los nazis durante la II Guerra Mundial. La cosa quedaría ahí si no fuera porque Félix tiene 8 años y está en un orfanato, no porque sea huérfano, sino porque sus padres lo dejaron ahí durante la invasión. Pero Felix, de todo eso, no sabe nada. Él vive en un mundo creado por sus historias donde la gente no muere asesinada a disparos sino que sale a cazar alegremente, entre otras cosas. Pero a medida que avanza la historia el niño descubre realmente qué sucede a su alrededor y la crueldad de los hechos provoca que sujetes las páginas con fuerza, como sin con ello consiguieses sacar al niño de esa horrible historia, traerlo a casa y decirle "no pasa nada, todo fue una pesadilla". Por desgracia, en el fondo de tu corazón, sientes qué aunque sea algo ficticio, hubo niños que tuvieron que vivir ese horror.

Sin duda es un libro que ha hecho que se me encoja el corazón cada vez que lo abría, pero no podía dejar de leerlo porque el personaje crea una empatía hacia el lector tal que sientes que lo abandonas a su suere cada vez que cierras el libro. También os tengo que decir que soy muy, muy sensible a todo lo relacionado con el holocausto.

Entonces, a pesar de todo ello, os preguntaréis ¿¡Porqué este tío es tan estúpico y masoca que se dedica a leer algo así?! Pues simplemente por la frase que encabeza la portada del libro y que arrojó sobre su lectura una esperanza inigualable:

"Todo el mundo merece que le ocurra algo bueno en su vida. Al menos una vez. "