¿Queréis oir una de terror?

Si algo me gusta es el terror, el miedo, ese subidón de adrenalina que hace que se te pongan los pelos de punta. Pues bien, al igual que muchos de vosotros, yo también tengo historias de terror que contar y de primera mano, o sea nada de inventadas. El caso es que me he propuesto contar unas cuantas pero hoy quería empezar por una de las mejores que, además, no me ocurrió a mi sino a un amigo mío, directamente, así que aún tiene credibilidad. Lo digo porque si luego vosotros lo contáis será la historia "de un tio de un blog que tiene un amigo que..." y luego la gente no se la traga. La historia, que tuvo lugar hace casi tres años, es la siguiente.

Mi amigo (llamémoslo Pablo) vivía cerca de la playa, en un cuarto piso, con su novia. El caso es que un fin de semana invitó a su hermana y su cuñado a pasar allí unos días. Ese mismo sábado por la noche, cerca de las 4 de la mañana, cuando todos dormían, llamaron a la puerta.

POM... POM

Pablo creyó haber oído mal pero,

POM... POM

Inquieto decidió acercarse a ver quien llamaba a su puerta a esas horas de la noche así que, para que no vieran ninguna luz, se acercó a oscuras a la puerta de entrada. Antes de continuar tenéis que saber que en su casa la entrada da direcatmente al comedor, uno de estos comedores largos rectangulares que acaba en un enorme vental que da al balcón y cuya persiana tienen casi bajada.

POM... POM

Volvamos con Pablo al lado de la puerta. Éste, se acercó a la mirilla y con horror pudo ver como una anciana con la cabeza agachada y que respiraba profusamente estaba al otro lado de la puerta sin moverse. Pablo, asustado, se retiró de la puerta pero cuando se giró se quedó blanco al ver que, al otro lado del comedor, en el ventanal que daba al balcón, podía ver unos pies descalzos inmóviles. Acojonado de la muerte Pablo se dirigió a su habitación y a la de sus invitados a ver si seguían allí, y así era. Seguidamente comprobó que no había nadie en el balcón (recordemos, un cuarto piso) y tampoco en el rellano.

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Con el miedo en el cuerpo se fue a dormir y al dia siguiente, cuando todos estaban desayunando, vino a verlo la vecina de al lado. Al parecer su hija, que estaba de visita (o eso creo recordar), había ido con el gato y éste se escapó al balcón de Pablo. Mientras la madre llamaba a la hija no se le ocurrió otra cosa que saltar de un balcón a otro (pabersemata y coger al gato, de ahí la vieja en la puerta y los pies en el balcón. Jejeje, acojonante eh? Pues otro día os cuento otra :)

8 comentarios:

Monglomorolos dijo...

Pues no da tanto miedo... Cuando se lee la explicación xD

Mikel87 dijo...

jaja pobre de tu amigo, fijo que las siguientes noches no durmió nada.

Moe_Roronoa dijo...

Me pasa a mi eso de noche y me meo entera.

Paco Hernández dijo...

monglomorolo-si, suena hasta tonto eh? XD

Mikel87-Una vez se sabe lo ocurrido...

Moe-Yo llamo al exorcista jajajaja

Unknown dijo...

Jajaja joder, tanto miedo daba la vieja que no le abrio? ainsss esta juventud, que poca educación.

Eso sí, yo soy él y cuando me hubiera dado la vuelta y hubiera visto los pies en el balcon habría soltado un grito que se habría despertado todo el edificio xDDDDDD

Chacal dijo...

Es que cuando estas cosas te pillan en caliente... el susto no te lo quita nadie.

Chacal dijo...

Por cierto, la imagen que acompaña al post acojona (y en 3D está que se sale)

Paco Hernández dijo...

pues ni darme cuenta que era en 3d jajaja que bueno :)

 


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