¡Vuelve Con-Express!


Una vez más, y después de lo grata que fue la experiencia del año pasado, vuelve la Ruta del Salón del Cómic de Barcelona. Para todos aquellos que no lo sepáis, Con-Express fue un proyecto ideado por Daniel Miné y un servidor, cuyo objetivo era seguir, abarcar e informar del mayor número de actos posibles del Salón del Cómic de Barcelona para todos aquellos que no pudieran asistir, y así poder "disfrutarlo" minuto a minuto aunque fuera a través de las redes sociales. ASÍ os lo explicábamos el año pasado.

Básicamente nos moveremos mediante dos redes sociales: facebook y twitter durante los cuatro días del evento. Es bien sencillo, únicamente tenéis que buscar nuestro grupo de facebook (AQUÍ) y seguirnos a través de nuestras cuentas personales de twitter (@pacohernandezs y @ultimatedam), así como con el hashtag #conexpress. Si no tenéis twitter no pasa ná, también podéis seguirlos mediante los enlaces que tenemos en nuestros respectivos blogs y que, en el mío, tenéis aquí en la columna de la derecha.

Sin embargo el salón es enorme y hay muchas actividades, firmas, talles y conferencias como para que dos personas puedan estar en todas partes. Es por ello que este año hicimos un llamamiento a compañeros, amigos y conocidos para que nos ayudasen y no podemos estar más contentos; más de 20 personas nos han dado el sí y, gracias a ellos, estaréis al día de todo lo que ocurre en el palacio n.8 de la feria de Barcelona entre el 3 y el 6 de mayo.

Sólo aclarar un pequeño detalle, Con-Express se centra en el Salón del Cómic de Barcelona por el único y simple motivo que es el único evento al que podemos ir cada año pero no os quepa la menor duda de que en cuanto tengamos la menos oportunidad de asistir a otros también os los comentaríamos en la medida de lo posible.

5 tebeos que deberías regalar por Sant Jordi






En cada portada encontraréis un enlace directo a un resumen de la obra. ¡¡Felíz día del libro a todos!!

¿Dónde estabas Power Girl?

Todos, sin excepción, hemos pecado alguna vez a la hora de comprar un tebeo, en mi caso lo suelo hacer por el dibujo y desoyendo las contraindicaciones de algunos compañeros. En esta ocasión no sé porqué lo hice, ya que mira que intento ahorrar lo que puedo (es el problema de las adicciones), puede que fuera por las ganas con las que me quedé de la parte de Amanda Conner que no publicó Planeta, o por la portada, o porque simplemente se me fue la pinza, pero me compré, así sin más, el n.3 de la colección de Power Girl de Planeta de Agostini.

Ahora el problema que tengo es conseguir las dos primeras, a ver que tal, porque este tercer volumen lo he disfrutado como un enano. Oye, no es Conner, pero Winick y Basri hacen un trabajo cojonudo, tebeo de superhéroes al 100%. Tiene de todo: identidades secretas, hostias a punta pala, misterios, villanos chungos, más superhéroes y un dibujo que es la leche.

Me gustaría entrar en más detalles sobre el cómic en sí pero creo que la gracia de este tercer volumen de Power Girl radica en su simplicidad, en su "siéntate que te vamos a poner una de superhéroes que se fostian, no sin motivo alguno, y te vas a olvidar del resto de tus problemas". Y cumple perfectamente oye, qué más queréis que os diga.

Bola de Drac, cuando la nostalgia tiene un nombre

Conocida por muchos nombres tendréis que permitirme el lujo de llamarla "Bola de Drac" que era como siempre la hemos llamado en Catalunya pero sobre todo entre mis amigos y conocidos. El caso es que hace poco en el canal catalán 3XL han vuelto a emitir los primeros episodios de la serie después de más de 10 años sin hacerlo. Hay dos generaciones enteras de por medio pero estoy convencido de que los de la mía, los de Bola de Drac estaréis de acuerdo en que esa serie nos marcó de muchas maneras.

En mi caso le estoy profundamente agradecido a Son Goku y compañía, no os podéis hacer una idea de cuánto. Muchos se equivocan al decir que si no hubiera sido por esa serie hubiera sido por otra, pero no es así, no hubiera sido así. No se trataba únicamente de las aventuras del personaje sino de todo lo que se movía a su alrededor, sobre todo en una época en la que el merchandising era prácticamente inexistente. Dios mío, si hubiera habido entonces lo que hay hoy, nos hubiéramos arruinado todos! Pero como bien decía, el qué era todo lo que movía Bola de Drac en una época en la que el contacto personal primaba más que las redes sociales y donde eso, a muchos, nos cambió la vida.

Es así como conocí a los que hoy en día son mis mejores amigos después de más de 20 años, gracias a Bola de Drac. Empezamos comentando la serie, de ahí pasamos a buscar fotocopias de los mangas aparecidos en Japón (ni siquiera sabíamos lo que era un manga entonces) e intercambiarlas. Pronto comenzaron las excursiones al salón del cómic de Barcelona y posteriormente el del manga. Las charlas eran interminables y, cuando ya no sabíamos de qué hablar entre nosotros, empezamos a publicar fanzines y a hacer programas de radio, 18 números el primero y más de 12 años lo segundo.

Pronto también le sucederían los mangas que nosotros mismos dibujábamos. Creo que nunca antes os lo había contado pero llegué a dibujar más de 200 números (de 10 páginas cada uno) de un universo alternativo al de Bola de Drac junto con mi amigo Dani, quien también dibujó su propia serie al respecto. Todo ello comportaba, aún más, fortalecer nuestro vínculo día a día y meternos de lleno en una pasión que, aunque poco a poco se ha ido relegando por otras cosas más importantes, no hemos olvidado nunca.

Algunos se sentarán delante de la pequeña pantalla y verán imágenes de Goku y compañía, pero cuando yo me siento a ver Bola de Drac no sólo veo a Goku haciendo esto o aquello, veo tiempos pasados, veo reuniones, veo a Dani, veo a Marimar, veo a Jordi, veo a Sandra, veo a Jaume, veo horas y horas de charlas, horas de programas de radio, veo algo que todo el mundo debería tener: una infancia cojonuda y una adolescencia rica en experiencias personales. Eso, señoras y señora, es Bola de Drac para un servidor.


¿Por qué Superman perdió sus calzoncillos rojos?

Ya lo seeee, soy un pesao con el tema, pero es lo que tenemos lo fans, no pensamos en otra cosa durante el día. En mi caso, ¿por qué Superman perdió sus calzoncillos rojos? se ha convertido en una obsesión a la cual he llegado a una respuesta, elaborada de manera propia, hasta que la editorial no se pronuncie al respecto y me saque de mi obcecación (si es que existe dicho palabro).

El caso es que estaba yo tan feliz preparando mis clases sobre narrativa visual en el mundo del cómic cuando, sin más, llegó la hora de tocar el tema de la "novela gráfica". Seguramente os estaréis preguntando qué tiene que ver eso con los calzoncillos rojos de Superman, pero si me prestáis generosamente unos minutos de vuestro tiempo os lo explico. Veréis, parece que no, pero hay dos posturas enfrentadas en el mundo del tebeo en cuanto a lo que respecta al término Novela Gráfica. no voy a entrar en detalles pero es tan simple como que dicho término se utiliza como una "etiqueta de mercado" para vender lo que en el fondo son, pues eso, tebeos. Claro, queda muy guay y mejor dicho "Voy a comprar/presentar/escribir/dibujar/vender una novela gráfica" que no un tebeo que parece que es para críos y gente de poca cultura... En el otro lado están los que defienden el término cómic-tebeo-manga-etc. como que tiene que conseguir postularse como Noveno Arte sin ayuda de términos diferentes y tal... Unos lo justifican de una manera, otros de otra. Esto es más que nada un resumen, no me voy a posicionar al respecto porque no es el caso.

Sin embargo, mientras preparaba las clases sobre el apartado de novela gráfica, lo que decían unos, lo que decían otros, me acordé de los calzoncillos rojos de Superman. Sí, ahora vamos al tema. no me negaréis que los nuevos diseños del NUDC han sido bastante criticados, recayendo todo el peso sobre la persona de Jim Lee. Ahora bien, os recuerdo que DC cómics se trata de una editorial y que hay más personas al cargo, otras "mentes pensantes" que permiten la aprobacíón de unos diseños más de armadura y menos de tela y calzoncillos por encima de los pantalones. Y ahí está el qué, en que siempre se ha hecho broma sobre que Superman lleva la ropa interior por encima de los pantalones.

Estamos pues, ante un nuevo concepto, una nueva manera de intentar llegar al público de forma más seria y más "molona" y lo que no mola es que Superman lleve los calzoncillos por encima de las mallas, porque eso no es serio. Lo siento, es a la conclusión a la que he llegado. El NUDC puede ser temporal o lo que vosotros queráis, pero mientras DC no se pronuncie al respecto para mí no lo es, es definitivo y, qué narices, Superman ha sido un icono toda su vida incluso llevando sus famosos calzoncillos rojos por encima. Una vez más nos estamos avergonzando de nuestra historia y de la historia de nuestros iconos que evolucionan cada vez más en función del mercado a pesar de que hayan sobrevivido a las diferentes maneras de pensar que se han sucedido durante décadas.


Así pues, Superman debería volver a lucir sus calconzillos por encima de los pantalones como siempre ha hecho, sobre todo porque el personaje está por encima de ello y, aunque también es cierto que su popularidad le blinda el hecho de que no tuviera porqué llevarlos, debemos enseñar a las nuevas generaciones los valores que el personaje representa, incluso a pesar de sus "ridículas" formas de vestir, ya que al fin y al cabo es lo que hemos aprendido unos cuantos con el tiempo.

The River, terror en el Amazonas

Cada año se estrenan decenas de series en todo el mundo, unas tienes más éxito, otras menos, otras son canceladas y hay algunas que, sin más, pasan desapercibidas. Es lo que ha sucedido con The River. Sí es cierto que se habló de ella durante las dos primeras semanas pero después los comentarios al respecto han quedado relegados incluso por series como The Walking Dead que, todo y dada su popularidad, ha dejabo bastante que desear en una temporada que podría haberse resumido en 6-7 episodios.

The River, al menos su primera temporada, tiene tan sólo 8 episodios contados al estilo de producciones como REC o Monstruoso, uséase, cámara en mano. La serie nos narra la historia de Emmet Cole, un famoso reportero de documentales sobre naturaleza cuya vida siempre ha sido televisada expedición tras expedición junto a su familia. Sin embargo, después de 20 años de éxito y de que su hijo abandonase el programa para hacer carrera en medicina, Emmet y su equipo desaparecen en el Amazonas. Después de 6 meses de búsqueda lo dan por muerto, excepto su mujer y su productor ya que la baliza de socorro de Emmet ha comenzado a emitir en señal de emergencia, así, sin más. De ese modo la mujer de Emmet convence a su hijo para, junto con un equipo de televisión, ir en busca de Emmet al Amazonas. Lo que el equipo no espera encontrarse es en medio de la Boiuna, que es el nombre que le dan los indígenas de la zona a una parte del Amazonas sin explorar y bastante peligrosa en la que nadie quiere adentrarse. Una vez allí, el hijo y la mujer de Emmet deberán que enfrentarse a la magia más oscura que ofrece la naturaleza con tal de saber qué ocurrió meses atrás.

Y eso son tan sólo los 10 primeros minutos de la serie, una serie que me ha encantado y cuyo final de temporada me ha dejado con la boca abierta. The River es una serie de terror al estilo REC pero, a pesar de lo que podáis leer, podéis estar tranquilos que, excepto en algunos planos muy concretos, es una serie que visualmente se deja ver sin sufrir mareos y/o espasmos. Lo grande de ella es que cada episodio podría haber sido, de manera independiente, una película de terror con temática propia. Los efectos especiales son los justos y necesarios para introducirnos en un mundo en el que no conocíamos, la magia (literal) que ofrece la propia naturaleza, así como su lado más oscuro si es aprovechada o mal utilizada.


Sin duda alguna es una serie que os recomiendo con ganas y en la que los amantes del terror váis a disfrutar de lo lindo puesto que no podemos englobarla en un sólo género, ya que váis a vivir momentos de horror presentados de maneras diferentes y con una historia que en ningún momento pierde de vista la trama original. Aquí no hay relleno, aquí hay misterio, personajes muy carismáticos y un enemigos poco definido al que poco a poco iremos viendo la cara hasta quedar boquiabiertos en el último minuto de la temporada.

Leer al son de los Tambores

Esta semana, después de muchos años, me he dado cuenta de que ya puedo empezar un post diciendo "cuando llevas un tiempo en esto...". Así pues...

Cuando llevas un tiempo en esto te sueles fijar en muchas cosas y, detalles que antes pasaban desapercibidos, ahora te llaman la atención y te ayudan a recabar más información sobre el tebeo que tienes en tus manos. Es por ello que cuando veo, aparte del guionista y creador, el resto de dibujantes e ilustradores con los que se ha rodeado, sólo me queda que pensar en el profundo respeto que sienten no sólo por el autor sino también por el guión que ha pasado por sus manos y en como han trabajado en equipo para poderlo llevar a cabo. Eso ya quiere decir mucho antes de leer y, de ahí, que todo ello se refleje en el resultado y lo gratificante que ha sido la lectura de Tambores, de El Torres y Abel García.

Esta historia nos narra como Martin Irons, agente del FBI, tiene que investigar en medio de una terrible tormenta la muerte súbita de un grupo bastante numeroso de practicantes de santería. Algo bastante horroroso de por sí pero que va adquiriendo, cada vez más, un cariz más tétrico donde no sólo estará involucrada la comunidad que practica todo número de religiones de la zona sino también el propio Martin.

Tambores es un comic de terror; parece poco original y repetitivo lo que os acabo de decir pero he dicho mucho más de lo que imagináis. Y es que es difícil (al menos para mí que no me asusto con facilidad) encontrar auténticos comics de terror donde el miedo esté más bien al girar la página que a la vuelta de la esquina, donde guionista y dibujantes consiguen que contengas la respiración viñeta tras viñeta esperando el próximo susto o el próximo momento determinante de la historia que ni te esperabas y por el cual no estabas ni atento ya que estabas "cagaíto". Que queréis que os diga, si hay algo que a mi siempre ma ha dado chungo es todo lo relacionado con el "vudú".

He leído por ahí que, con Tambores, El Torres se ha afianzado ya en este género. Qué queréis que os diga, para mi es algo que doy por hecho desde la página 10 de "El Velo". Ahora el problema no es que se supere publicación tras publicación, que va, el problema somos nosotros, los yonquis del miedo, los necesitados de subidas de adrenalina a través de las páginas de un comic que cada vez vamos a querer más y más. Y es que el cómic engancha, de principio a fin, no sólo por los sustos sino por una trama que, no teniendo suficiente con ser tenebrosa, pasa a niveles insospechados que os aseguro os van a cortar la respiración más de una vez (léanse páginas 26, 32, 48, 81 y 84-84, brutal). Más que afianzarse lo que El Torres nos hace es un regalo, nos ofrece un producto de calidad en un mercado con una oferta de géneros cada vez más completa gracias a autores como él.

¿Qué decir del apartado gráfico? Abel García y Kwaichang Kráneo eran los indicados para este proyecto, no me lo puedo imaginar de otra manera. Es más, ni siquiera he notado el cambio de dibujante, algo a lo que Fran Gamboa contribuye sobremanera una vez más gracias a ese dominio del color que parece que no pero enriquece la historia hasta otorgarle el punto que se merece. Y, sobre todo, es de agradecer el trabajo de los tres artistas puesto que normalmente se hace un uso muy exagerado de sombras y demás efectos narrativos en este género de comics anteponiéndose al propio guión, algo que en Tambores no ha sucedido. Los recursos narrativos de viñetas y páginas se limitan al uso de las mismas sin exageraciones y centrándose en el contenido más que en el continente.

Ahora bien, me voy a permitir ser un poco quisquilloso a modo personal y es que, lo único malo que le he encontrado a este tebeo (por buscarle algo) ha sido la avalancha de vocabulario técnico que te encuentras desde las primeras páginas. En parte me ha dificultado la lectura porque a veces no sabía exactamente de qué hablaban y tenía que dirigirme a un pequeño glosario que se incluye al final del mismo. De ahí, quizá, que mi recomendación sea que le echéis un pequeño vistazo antes a dicho "diccionario" para prepararos bien la lectura.

Y, con eso mismo, quería acabar este post, felicitando a dibbuks por la edición, es de agradecer, no sólo el precio sino todos los "extras" que incluye y que son una delicia para cualquier amante de los comics: una presentación de Hernán Migoya para quitarse el sombrero, las portadas originales de la edición de Image, un glosario de términos técnicos referentes a la santería (además, ilustrados) y un escrito de El Torres detallando toda su aventura. Encima es un tebeo cojonudo, ideal para regalar el día del libro que está a la vuelta de la esquina.

 


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